No había comenzado el verano cuando un finde vino a visitarnos mi sobrina Ruth, que gestiona con su madre Concha un pequeño taller de cocina Apetit’Oh, que ha logrado hacerse un gran hueco entre las escuelas de Madrid. Por la tarde se puso a hacer los famosos Cake Pops con mi hija y ahí empezó todo.
El caso es que intuía que ya los conocía pero no terminaba de identificarlos, y lo que en ese momento fue un montón de bizcocho desmigado y sobado con sucedáneo de cacao yanqui, se convirtió en una carrera por querer saber más y más de las dichosas bolitas.
Investigando un poco la situación en el mercado de mi ciudad, descubrí que estaban también un poco perdidas en el limbo de la llamada “repostería creativa”: ¿qué cosa tan mona era esa que se podía comer como si estuviese pinchado en tu propio tenedor? Fue entonces cuando se me encendió la bombilla, y así nació MARIPI.
- Un logo: necesitaba un nombre, una marca, una imagen…
- El libro de Bakerella, (y además en español): la Biblia de los Cake Pops, por su diosa americana como indiscutible creadora. Sin duda internet es un arma poderosa, y lo puedes acabar consiguiendo “casi” todo.
- Carnet de Manipulador/a de Alimentos: quiero profesionalidad ante todo, y como el saber no ocupa lugar… una línea más en mi largo pero poco útil CV. No puedo evitarlo, he estudiado “Gestión Integral de la Calidad”
- Realizar mi 1er pedido serio de material (sprinkles, toppings y azúcar de colores) como toma de contacto con un mundo muy atractivo para mí, y… ¡¡¡a practicar como una loca!!!